El texto se nutre de dos fuentes: la semblanza profesional de ALFREDO GALLEGO ANABITARTE en Juristas universales, T. 3, publicada por Marcial Pons, Madrid, 2004, páginas 553-557; y, sobre todo, la más extensa y personal escrita por FRANCISCO SOSA WAGNER, en Maestros alemanes del Derecho público, 2ª edición, Marcial Pons, Madrid, 2005, 635 páginas. La parte dedicada a Otto Mayer ocupa las páginas 204 a 225 de las que extraemos algunos de los aspectos personales de la vida de Mayer que se entremezclan con la publicación de sus obras.

Otto Mayer (Fürth -Baviera- 29 de marzo de 1846, Hilpertsau, 8 de agosto de 1924) es conocido como el fundador del moderno Derecho administrativo que, junto con otros autores, se forma en el último tercio del siglo XIX y primero del XX. Hijo y nieto de farmacéuticos, no siguió la tradicional profesión familiar sino que se encaminó hacia el derecho: “quiero ser jurista, decía cuando le preguntaban sobre sus futuros estudios”. Estudia la carrera en Erlangen y Heidelberg. Piensa en la carrera académica sin descartar del ejercicio de la profesión de abogado que le seducía mucho. Abre despacho en Mülhausen donde pasa varios años ejerciendo la abogacía. Pero le ronda la idea de marchar a Estrasburgo para habilitarse como docente. Transcurridos dos años y pasada la “primera borrachera”, según sus palabras, la afición al estudio sereno y a los asuntos científicos vuelven. Estrasburgo es la meta, aunque sea necesario hacer sacrificios. Su padre le había dicho: “cuando tengas ante ti dos caminos, uno áspero y escarpado y el otro apacible y fácil no lo dudes el primero siempre el mejor”. Con este equipaje en el otoño de 1880 se traslada a Estrasburgo donde abre también despacho de abogado, aunque su sueño estaba más en esta universidad en la que se habilitó en 1881 con un trabajo sobre la competencia desleal, de orientación francesa. De hecho había escrito al dejar Mülhausen que no eran los rendimientos del ejercicio de la abogacía “los que a mí me interesaban y atraían”.

En uno de sus relatos literarios hay un personaje que recita unos versos: “quiero vivir libre, sencillo y recto, quiero ser libre, no un esclavo del dinero”. No va solo a Estrasburgo pues tiene mujer y un hijo. Se había casado el abogado a los 31 años con Irene Stoeber 11 años más joven que él y alsaciana. Tras su habilitación, y por consejo de LABAND, enseña Derecho administrativo. De fuerte y sincera religiosidad enraizada en la Iglesia evangélica y en el amor al prójimo y a la familia, que se tradujo en diversos aspectos de su vida (formación teológica, asesoramiento a la Iglesia, piedad cristiana), en el ejercicio de su oficio profesoral Mayer quiere sacar partido a sus excelentes conocimientos del derecho francés, y por eso se decide a preparar la Teorhie des französischen Verwaltungsrechts”, un antecedente de su Derecho administrativo alemán, y en el que hace hincapié a lo que él llama la realidad del derecho, “todo derecho real o no es derecho”. Sus años de abogado le han convencido de la importancia que tiene la incorporación al material jurídico de las opiniones de los tribunales de justicia, de la contemplación del derecho como algo real y vivo pues las sentencias no son conferencias de cátedra, pero también contribuyeron a perfilar sus puntos de vista las enseñanzas derivadas de su lecturas de Hegel, sin que Mayer fueran un hegeliano consecuente.

Su “Derecho administrativo alemán” es fruto de años de gran dureza del trabajo. Diría algún tiempo después que se había convertido en “un rápido e infatigable trabajador que aprovechó todas las horas y que simplemente cambiando de ocupación encuentro el descanso que otros buscan en las reuniones sociales”. Así se expresaría en carta a JELLINEK y a su editor Paul SIEBECK a quien le confiaría que “desde hace años no voy a ningún teatro ni a ningún concierto pues me he convertido en un oso de cueva”. Con todo tiene tiempo para asesorar a su iglesia en cuestiones jurídicas y participar activamente en el gobierno municipal de Estrasburgo (1896-1902) y de Leipzig (1907-1912) que tanta importancia tendría para crear lo que antes no existía: “la ejecución forzosa de los actos administrativos, que él mismo producía utilizando escogidos bomberos con los que lograba suspender obras ilegales o demoler muros, y a través de una orden propia (inspirada en el arrêté individuel de los franceses), consiguió asimismo impedir en la ciudad construcciones peligrosas desde el punto de vista de la salubridad pública”. En Estrasburgo inicia, y en Leipzig acaba, su Droit administratif allemand que GASTON JÈZE le había solicitado para la Bibliothèque international de droit public. Nacen así entre 1903 y 1906 los cuatro tomos de esa obra.

Ya en Leipzig fue decano en la facultad de derecho (1912) y Rector de dicha Universidad (1913), compromisos que comparte con la preparación de una nueva edición de su tratado. Eran los años de la Primera Guerra Mundial, Y, en efecto, el primer tomo aparece en 1914 y el segundo en 1917, trabajados en medio de las preocupaciones y sinsabores que la guerra le produce. Coincidiendo con el final de la guerra Mayer se jubila. Termina así Francisco Sosa la semblanza personal y científica del gran jurista alemán: “hay mucho de auténtico, de espontáneo y, claro es, de vehemente en Otto Mayer. Llevó su gran pasión por la vida a su pluma y a su obra, tintándola de hidalguía y hasta cuando dormía o, sobre todo, cuando dormía, se hallaba despierto, bajo el sol incesante de las campanadas de sus intuiciones”.